Nuestra alimentación y la relación que tenemos con ella se está viendo muy comprometida, de seguro eres del porcentaje de las personas que tiene malas hábitos al comer o de los que come más por necesidad que por disfrute o viceversa.
Particularmente desde que entramos en cuarenta estricta en mi ciudad, el encierro me generó ansiedad extrema, podía estar comiendo cada media hora sin sentirme satisfecha, y algo que tengo bastante claro es que mi relación con la comida en gran medida era y en parte sigue siendo emocional, es un tema que he venido mejorando con el apoyo de mi nutricionista y psicóloga.
Por supuesto, entender que mi relación con la comida era puramente emocional me tomó tiempo, entender que comer bien y de forma responsable es indispensable para mi bienestar mental, mi estilo de vida y mi salud fue todo un proceso. Sé que no es fácil, por eso hoy quiero compartirte unos tips que me han funcionado bastante bien al momento de mejorar la relación con la comida.
La comida y los sentimientos
Iniciemos por aceptar que el arte de comer es placentero y desestresante. De allí que cuando nos sentimos cansadas o tristes, optamos por ir a la nevera y comer lo primero que veamos rico o pedir comida a domicilio. Ni hablar de cuando la ansiedad está a flor de piel, es el mayor momento emocional que respalda cada bocado.
Según nutricionistas y expertos, hay alimentos que provocan la estimulación a la liberación de serotonina y nos relaja al tal punto que luego no podemos parar de comer. Alimentos como el chocolate, el plátano, las nueces o el yogur son de esos que pueden mejorar tu humor en cuestión de segundos.
Ahora bien, aquí lo importante es entender y aceptar que la alimentación emocional no siempre suele ser buena, de hecho, debemos saber controlarla. Lo ideal es buscar un equilibrio, por ejemplo, como te comentaba al inicio, yo cuando siento ansiedad procuraba comer y sobre todo comer dulces. Últimamente he optado por ingerir agua, practicar respiraciones profundas, caminar un poco, asomarme por el balcón, distraerme, en fin, intentar calmar lo que estoy sintiendo.
Ahora sí, ya entendiendo esto ¡empecemos!
Distingue entre hambre estomacal y hambre emocional
Un buen ejercicio para darte cuenta si estás sintiendo hambre emocional es hacer una actividad que distraiga tu mente y te relaje de la emoción que estás sintiendo al momento. No te confíes de los dolores estomacales, al estar ansiosos o tristes también es posible sentir un «vacío» en el estómago y confundirlo con hambre real.
Vive tu emoción y ya luego date cuenta si era realmente hambre estomacal o no. Deberás tener en cuenta las horas de tus comidas, si ya has comido o si por el contrario, ya vas tarde y por eso tu estómago está que no aguanta más.
Lleva una dieta sana y sin restricciones exageradas
No te obligues a no comer, evita las reglas tan estrictas y sin sentido. Al momento que te restringes de un chocolate o una pizza, tu cerebro empieza a crear sentimientos de hambre, prohibición y ansiedad con respecto a la comida.
Con esto no quiero decir que si sientes ganas de comer pizza todos los días a las 11 de la noche lo hagas, no, no me refiero a eso. Recuerda comer de forma responsable y consciente. Date el gusto de comer tu comida favorita al menos una vez o dos veces por semana y la cantidad adecuada, no exageres.
Procura llevar una alimentación sana y equilibrada. Incluye proteínas, frutas, verduras, vegetales, frutos secos y carbohidratos. Siempre, siempre, consulta con un nutricionista.
Evita hacer dietas por tu cuenta
Si tienes como propósito tener una mejor alimentación, comer sano y saludable, evita entrar a Internet y seguir la primera dieta que te salga en el buscador. Cada cuerpo y metabolismo es un mundo, la dieta que quizás le funciona a María no te va a funcionar a ti.
Además, ten en cuenta que seguir una de estas dietas sin previos estudios o exámenes médicos puede tener contraindicaciones. Lo mejor es que consultes con un nutricionista o especialista en el tema.
Practica el mindful eating
Esta técnica es clave para mejorar la relación con la comida. No es más que comer sin distracciones y disfrutar cada bocado que entra a tu organismo. Se trata de estar presente y degustar cada alimento, es decir, deberás evitar comer mientras ves televisión o usas el celular.
El propósito de esta técnica es más allá de poder disfrutar cada sabor, es sentir cuando tu cuerpo está satisfecho, saber si ese alimento te sienta bien a nivel estomacal, detallar tu estado de animo y saber si comiste por hambre o por emoción.
No comas de más
Este tip es súper indispensable para mejorar la alimentación. ¿Les ha pasado que están comiendo su pizza favorita, al tercer pedazo ya están que no pueden más pero les gana la gula? Si no te ha pasado, amiga quiere decir que ya estás curada y puedes seguir al siguiente artículo.
A más de una le ha tenido que pasar en algún momento y no hay mayor error al alimentarnos que ese. Comamos hasta sentirnos satisfechas, guardemos los otros pedazos de pizza en la nevera y al otro día desayunemos eso tan divino. No exageremos ni abusemos de nuestro cuerpo.
Evita las culpas luego de comer o al otro día
Algo que me pasaba de forma muy recurrente era comer hasta más no poder y al otro día sentirme muy mal mentalmente. Me preguntaba una y otra vez ¿por qué eres así?, ¿por qué no te puedes controlar?, rompiste la dieta ¿ahora qué? Y GRAVE ERROR.
Más que sentirnos culpables en esos momentos, es ser más responsables de lo que comemos y hacemos en el momento. Disfruta cada torta, cada pizza, cada hamburguesa sin culpa, pero eso sí, come hasta sentirte satisfecha, no abuses.
Mantén horarios adecuados de comida
Nuestro cerebro es quien dirige nuestro cuerpo, por ende, comer es un hábito y es algo que debemos respetar todos los días. Para tener una alimentación controlada lo ideal es comer siempre a las mismas horas, al seguir este hábito tu cuerpo siempre te pedirá comer y rugirá a esa hora. Por lo que si de pronto «sientes hambre» fuera de esas horas, podrás notar que es solo hambre emocional y no real.
Entonces, crea un hábito de acuerdo a tu rutina diaria de trabajo o estudio. Por ejemplo, si debes empezar a trabajar a las 8 de la mañana, despierta al menos una hora antes y prepárate un rico desayuno nutritivo, luego almuerza a eso de las 12:30 y así sucesivamente. Mejor dicho, ordena tu alimentación.
Analiza y apunta qué alimentos te van mal
Otro consejo para comer de forma consciente es saber qué alimentos le caen bien a tu estomago y cuáles no. A mí me va súper mal comer harina de maíz y huevos tan seguido, me va re fatal. Y no quería aceptarlo porque es algo que disfruto, el sabor es de Dioses para mí, pero al pasar 10 o 15 minutos de haber comido una arepa con huevo frito me sentía grave, hasta que un día tomé la decisión de dejarlos y mi cuerpo se sintió mucho mejor. Los sigo comiendo claro, pero no tan seguido.
Entonces, atenta a los alimentos que te hacen bien, disminúyelos o reemplázalos.
20 a 30 minutos por comida
¡Come lento y disfruta! Evita a comer apurada, busca el lugar idóneo, bien sea en el comedor de tu casa o en una silla cómoda y disfruta cada bocado. Toma pequeños bocados, mastica lo suficiente y disfruta cada sabor y textura, esto hará que tu digestión mejore y te sientas satisfecha pronto.
Agradece cada alimento
Y para finalizar este artículo sobre cómo mejorar la relación con la comida: agradece cada alimento y disfrútalo como si fuese el último. Agradecer cada alimento te hará más consciente de lo que estás comiendo, este es un hábito que debemos rescatar de nuestros abuelitos.
¿Qué hábito agregarías para mejorar la relación con la comida? Déjanos tu comentario. Besos, gracias por leer 🙂