En un mundo donde la productividad y el rendimiento son prioridades constantes, es fácil sentirse abrumada por el estrés laboral. Plazos ajustados, reuniones interminables, correos electrónicos acumulados y la presión por cumplir con expectativas pueden generar un agotamiento físico y mental que afecta no solo el desempeño profesional, sino también la salud y el bienestar emocional.
Cuando el estrés se vuelve parte de la rutina diaria, pueden aparecer síntomas como fatiga, insomnio, ansiedad e incluso molestias digestivas. Pero, ¿cómo saber cuándo el estrés está afectando tu calidad de vida y qué hacer para recuperarte?
En este artículo, exploraremos estrategias prácticas para gestionar el estrés laboral, recuperar el equilibrio y mejorar tu bienestar sin comprometer tu desempeño profesional.
1. Encuentra el equilibrio entre el trabajo y tu vida personal
Hoy en día muchas personas trabajan desde casa y aunque puede ser una gran ventaja, también puede hacer que te sientas abrumada y sin una separación clara entre tu vida laboral y personal. Sin horarios definidos ni un espacio adecuado, el estrés puede acumularse rápidamente. Igual si trabajas de forma presencial y te quedas hasta altas horas de la noche o haces horas extras.
Para evitar que el trabajo invada tu vida diaria, establece límites claros:
- Define un horario fijo para comenzar y terminar tu jornada laboral. Usa alarmas o recordatorios si es necesario.
- Si es posible, trabaja en un área distinta a tu habitación o sala de estar para evitar que el trabajo contamine tus momentos de descanso.
- Cuando termine tu horario laboral, aléjate de la computadora, realiza ejercicios de respiración profunda y da un pequeño paseo para marcar la transición entre el trabajo y tu vida personal.
- Habla con tu familia o roomies para que respeten tu tiempo de trabajo y así evites interrupciones que afecten tu productividad.
2. Aléjate de los chismes y mantén el enfoque en tu trabajo
El ambiente laboral puede estar lleno de distracciones, y una de las más comunes son las conversaciones sobre chismes y rumores entre compañeros. Aunque socializar es importante, involucrarte en este tipo de dinámicas puede afectar tu productividad, generar estrés innecesario y hasta impactar negativamente tu imagen profesional.
3. Mantente hidratada
Mantenerse hidratada es clave para manejar el estrés laboral, ya que el agua juega un papel fundamental en la concentración, el equilibrio hormonal y la energía.
La deshidratación puede aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que intensifica la sensación de ansiedad y fatiga, además de provocar dolores de cabeza y dificultad para concentrarse. Al mantenerte bien hidratada, mejorarás tu bienestar general y enfrentarás el día laboral con mayor claridad y energía.
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4. Haz pausas activas: estírate y muévete

El movimiento es un gran antídoto contra el estrés; es importante incorporar breves pausas de movimiento a lo largo de la jornada laboral para relajar la mente y el cuerpo.
Haz estiramientos, ejercicios de respiración profunda o una sesión de yoga de 10 minutos, y verás cómo tu estado de ánimo cambia y tu estrés laboral disminuye.
5. Escucha tu música favorita
Otra forma de relajarte y dejar a un lado el estrés laboral es escuchando tu música favorita. O, también puedes optar por una música relajante o acústica si prefieres.
6. Ten una buena organización
Procura usar una agenda digital o física para llevar el control de tus tareas durante el día. La desorganización e incumplimientos son las causas más comunes del estrés laboral, y es precisamente por no poder cumplir los objetivos diarios.
Entonces, es momento de evaluar si tu estrés laboral se debe a una falta de organización o por una sobrecarga de trabajo. Habla con tu líder o jefe y dale a conocer lo que sucede para que te oriente y te ayude.
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7. Establece límites
Aprende a decir «NO». Expresar, en el momento oportuno, a la persona indicada, en el contexto adecuado y de una manera respetuosa, lo que nos ha molestado nos ayuda a sentirnos bien con nosotras mismas y al mismo tiempo nos permite solucionar nuestros problemas de estrés y generar mayor confianza.
Establecer límites o ser asertivas no asegura que el otro se tome bien lo que decimos, sin embargo, es necesario comunicar y decir ‘no’ cada que sea necesario. Ejemplo, «No podré entregar a tiempo esto porque tengo otras tareas», «No podré ayudarte con tus funciones, porque tengo la agenda llena».
8. Desconectate del trabajo y dedícate tiempo de calidad
Permanecer conectada al trabajo fuera del horario laboral puede generar agotamiento mental, afectar tu descanso y disminuir tu productividad a largo plazo. Por eso, es importante establecer límites claros y priorizar momentos de calidad para ti.
Cuando termine tu jornada, aléjate del correo electrónico y las notificaciones laborales. Dedica tiempo a actividades que disfrutes, como leer, practicar ejercicio, meditar o simplemente relajarte con tu familia y amigos. También puedes establecer rituales que marquen el fin del día laboral, como salir a caminar, preparar una cena especial o desconectarte de las pantallas una hora antes de dormir.
Recordar que tu bienestar es una prioridad te permitirá recargar energías, mejorar tu estado de ánimo y ser más eficiente en el trabajo sin comprometer tu salud.
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