Qué emociones influyen en la inflamación abdominal

¿Sabías que las emociones influyen en la inflamación abdominal? La conexión entre la mente y el sistema digestivo es más fuerte de lo que imaginamos. El intestino es considerado nuestro «segundo cerebro» debido a la red de neuronas que lo conforma y a su relación con la producción de neurotransmisores, esto significa que las emociones pueden influir directamente en la salud digestiva, provocando inflamación, hinchazón y malestar.

Es posible que comas bien y hagas ejercicio con regularidad, pero aún te sientes hinchada inmediatamente después de una comida, o no logras alcanzar tus objetivos físicos a pesar de ser constante con el ejercicio y seguir una alimentación balanceada.

Si esto te suena familiar, es posible que estés lidiando con cierta inflamación emocional. A continuación, descubre qué emociones influyen en la inflamación abdominal:

1. Estrés crónico, ¡el peor enemigo de nuestra salud física y mental!

De este soy testimonio. A mediados del año pasado, a causa de estrés laboral, tuve hinchazón abdominal y estreñimiento crónico. No fui consciente de ello, sino hasta que fui a consulta médica e inicie terapia psicológica.

«Nuestro cuerpo es una biblioteca celular, y nuestros pensamientos, palabras y experiencias serán los libros que llenen esas células». Así que cuando sufres emocionalmente, tu cuerpo siente los efectos.

Aunque controlar el estrés no es algo que suceda de la noche a la mañana, sí es posible hacerlo de forma gradual hasta aliviar el estrés diario en su totalidad. Puedes empezar con estas técnicas de relajación como meditación, prácticas de respiración, ejercicio físico y sesiones de terapia.

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2. Ansiedad

Con tanta información disponible, es fácil sentirse ansiosa y abrumada. Todos los días salen nuevos problemas o «necesidades», hábitos, técnicas para mejorar tu salud, pastillas o productos milagrosos y extensas rutinas para lograr tu mejor versión. ¡Por supuesto, es normal sentir ansiedad!

Si sientes ansiedad por otros temas o situaciones, igual ten presente que, cuando estamos ansiosas, nuestro cuerpo libera cortisol y adrenalina, hormonas que pueden alterar el sistema digestivo, ralentizando la digestión y favoreciendo la hinchazón.

Además, la ansiedad puede provocar hábitos como comer demasiado rápido, ingerir alimentos ultraprocesados o tragar aire sin darnos cuenta, lo que agrava la inflamación. Controlar la ansiedad a través de la respiración, el movimiento y una alimentación consciente puede ayudar a reducir estos síntomas.

3. Frustración

La frustración genera un estado de tensión en el cuerpo, activando el sistema nervioso simpático (el responsable de la respuesta de «lucha o huida»). Esto provoca un aumento en la producción de ácido gástrico, lo que puede derivar en inflamación abdominal, reflujo, espasmos intestinales e incluso gastritis si se mantiene a largo plazo. Además, la frustración puede hacer que comamos de manera impulsiva o en exceso, lo que agrava la hinchazón y la mala digestión.

¿Cómo canalizar la frustración para evitar la inflamación abdominal?

  • La actividad física, especialmente ejercicios como el yoga o el boxeo, puede ayudar a liberar tensión.
  • Practicar la escritura emocional también es útil para identificar y procesar las emociones reprimidas.
  • Técnicas de relajación, como la respiración diafragmática y la meditación, pueden calmar el sistema nervioso y reducir los síntomas digestivos.
  • También es recomendable trabajar la gestión emocional con ayuda de un terapeuta si la frustración se convierte en un problema recurrente.
Qué emociones influyen en la inflamación abdominal

4. Tristeza y depresión

La tristeza y la depresión tienen un impacto directo en el sistema digestivo debido a la disminución de serotonina, un neurotransmisor clave en la regulación del estado de ánimo y el movimiento intestinal. Dado que el 90% de la serotonina se produce en el intestino, cuando los niveles bajan, el tránsito intestinal se vuelve más lento, provocando estreñimiento, hinchazón y acumulación de gases.

Es fundamental cuidar tanto la salud mental como la digestiva. La práctica de ejercicio regular puede aumentar los niveles de serotonina y mejorar el tránsito intestinal, asimismo, mantener una alimentación rica en fibra, prebióticos y probióticos ayuda a equilibrar la microbiota intestinal.

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5. Trauma no resuelto

Se sugiere que el 70% de los adultos han experimentado algún tipo de evento traumático al menos una vez en la vida, pero muchos de nosotros ignoramos esas experiencias.

No nos damos cuenta de lo que hizo ese trauma al sistema nervioso ni a nuestros niveles de inflamación. La gente simplemente se autoinculpa y dice: ‘Bueno, conozco gente que ha pasado por cosas peores que yo’. Seamos claras: no todos los traumas provienen de eventos catastróficos, de hecho, para algunos, pueden ser bastante sutiles, y si dejamos que esas emociones se acumulen en el cuerpo, con el tiempo pueden afectar seriamente nuestra salud física.

Identifica cuál es tu trauma y sana. Apóyate en tu red de apoyo, amigas y avanza de la mano de un psicólogo.

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6. Mix de emociones por usar redes sociales de forma excesiva

A lo que nos exponemos también puede afectar nuestro sistema nervioso y nuestros niveles de inflamación, y por lo tanto, nuestros sistemas endocrino y hormonal.

Las investigaciones incluso han demostrado que los participantes que usaban las redes sociales en exceso tenían niveles más altos de proteína C reactiva, lo que indica inflamación crónica. Esto no significa que no puedas ni siquiera revisar tus feeds de redes sociales, pero sí usar las redes sociales de forma consciente y responsable. Haz una limpieza de tus redes sociales y quédate solo con las cuentas que te hagan sentir bien.

El bienestar digestivo no solo depende de la alimentación, sino también de la gestión emocional. Incorporar hábitos saludables y técnicas para regular el estrés puede marcar la diferencia en la salud intestinal y el bienestar general.

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