Hablemos de la relación con nuestro cuerpo

Este es un tema que considero duro para las mujeres y que nos conduce a ser vulnerables cuando tenemos que exponernos en público. Desde pequeñas hemos estado rodeadas de familiares que posiblemente nos digasn «que flaca estás, deberías comer más» o «estás muy gordita, tienes que comer menos», y son esos mismos comentarios los que nos han llevado a sentirnos inseguras sobre cómo luce nuestro cuerpo. Desde mi punto de vista, la sociedad nos ha empujado a creer que nuestra apariencia física es determinante para conseguir un novio, para pertenecer a un grupo de amigas, para conseguir un trabajo o para vestir de cierta manera.

A mis 29 años sigo sintiendo inseguridades sobre mi cuerpo, y no suele suceder todos los días, de pronto un día despierto y me siento regia, preciosa, divina y la mujer más bella. Pero al siguiente día me despierto pensando que estoy gorda, que debería dejar de «comer tanto». Esto me pasa más que todo cuando quiero adaptar mi cuerpo a un tipo de prenda que está en tendencia. Y sí, es en ese momento cuando yo misma me pregunto «¿Será que tengo el autoestima baja?, ¿Será que no soy bonita?» y otra serie de cuestionamientos que me bajan la energía increíble.

Tan solo hazte a la idea de nacer en un país donde los concursos de belleza exigían a las mujeres tener medidas 90-60-90 para ganarse la máxima corona.

El cuerpo perfecto vs. el Internet

Mayormente pienso que más que un tema de autoestima o inseguridad, es un tema social que nos han impuesto desde pequeñas. Cerca de los 90s y 2000s el cuerpo delgado estuvo de moda, recuerdo cuerpos como los de Britney Spears, Christina Aguilera, las Spice Girls, etc., y solo pienso que en ese momento posiblemente hubiese entrado en crisis, hubiese presentado anorexia o bulimia (como sí lo hicieron otras muchas niñas), pero no fue así porque no tenía el tiempo suficiente para pensar en ello. Antes quizás no teníamos tanto acceso a Internet como lo tenemos hoy para poder seguir de cerca el cuerpo que tienen nuestras artistas o actrices favoritas.

Lo que me lleva a pensar que las niñas o jovencitas de entre 12 y 18 años actualmente están ante un serio problema, pues ellas sí tienen mayor acceso internet (pueden ver el cuerpo de Kendall Jenner súper editado y aun así desear tener el de ellas igual) y están ante una sociedad que juzga y habla sobre «el cuerpo perfecto», por lo que posiblemente se estén cuestionando mucho sobre sus medidas y peso. Nosotras, las que nacimos en los 90s o antes ya tenemos claro que las redes sociales no son 100% reales, que muchas de nosotras usamos filtros para que nuestro rostro luzca más perfilado o para que nuestro cuerpo se vea más delgado, pero estas niñas quizás no tienen la suficiente madurez todavía para deducirlo. Lo que me lleva a pensar: «¿Este es el ejemplo que yo quiero darles a las más jovenes?».

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¿Cuántas veces nos hemos visto al espejo y pensamos que nuestro cuerpo luce «mal», pero a la media hora una amiga nos dice «Que divina te ves» y le creemos?

Pienso que nosotras las mujeres nos damos muy duro. Nos han enseñado a competir entre nosotras mismas, a ver cuál es la más bonita, la más talentosa, la que se atreve más, la más delgada o la que sí puede con «todo», y tenemos que recodar que cada una tiene sus cualidades y defectos.

Imagen de Fat Gab

No existe ni piel ni cuerpo perfecto, tampoco podemos esperar que todas tengamos la misma piel o el mismo cuerpo. De pronto yo tengo los poros minimizados, pero mi prima es de poros abiertos (aun cuando somos familia), o puede que ella sea delgada y yo más rellena. Pienso que esa crianza y opinión social sobre los cuerpos debe acabarse y trabajarse desde casa, si en casa no te enseñan a sentirte medianamente segura sobre tu cuerpo, sobre tu piel, tus facciones, tu tipo de pelo, etc., cuando salgas al mundo exterior evidentemente vas a tener un conflicto mental.

Particularmente estoy a favor de un cuerpo saludable y consciente. Con esto no quiero decir que estar delgada está bien y el estar gordita está mal o viceversa, NO. Hay que tener en cuenta que hay muchas personas delgadas con mal estado de salud y con un cuerpo débil. Entonces, dejemos claro que la delgadez no es sinónimo de estar saludable. A donde quiero llegar es que debemos amar nuestro cuerpo hasta el punto de saber cuándo ya no es saludable su peso y aceptar que es momento de actuar a beneficio de que él esté bien.

Recordemos que nuestro cuerpo es un templo, es donde habitamos y habitaremos por un par de años más siempre y cuando nos cuidemos.

Lo que pensamos, consumimos y comemos no define nuestra apariencia, pero sí nuestra calidad de vida.

Mi niñez y mi cuerpo

Vengo de una familia de contextura ancha, con nalgas grandes, senos voluptuosos y piernas anchas. Creo que el tipo de cuerpo de mis tías durante su juventud lo asocio al cuerpo de Selena, Jeniffer Lopez o Karol G hoy (¡DIVINAS!). Mis tías son bastante altas por lo que la contextura coporal las hace ver más grandes. De ellas herede las nalgas grandes y piernas anchas (me quedaron debiendo las lolas y la altura).

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Ahora bien, desde pequeña asocié ese tipo de cuerpo a «fácil de llamar la atención de cualquier hombre desconocido» o «fácil de despertar pasiones», y debo confesar que a veces todavía lo pienso. Soy de las que prefiere muchas veces cubrir sus nalgas con un abrigo largo y ancho para no tener que pasar por un mal rato con un hombre abusador, no disfruto para nada los piropos de personas desconocidas ni mucho menos me siento cómoda con una mirada fija sobre mis nalgas. Cabe destacar que actualmente estoy pesando 60 kilos, 12 kilos más que hace 4 años, y por ende, mis nalgas lucen más grande que cuando era niña o adolescente.

Pero bueno, retomando mi niñez, en aquel tiempo me sucedía igual, me cohibía mucho sobre lo que vestía y cómo me paraba para evitar que se vieran las nalgas. Y ESTOY CONSCIENTE de que muchas otras niñas de la época y mujeres de hoy estarán pesnado «pero, ya quisiera yo poder tener unas nalgas grandes y firmes como las tuyas», sin embargo, pienso que todo lo relaciono a este tipo de inseguridades me fueron traspasadas en mi niñez. Muy seguramente mi madre sentía nervios sobre que yo fuese abusada y de poco en poco fue transmitiendo esos nervios y miedos. Es algo que trabajo actualmente, constantemente miro mis nalgas frente al espejo y me parecen divinas, intengo aceptarlas y disfrutarlas al máximo.

¿Cómo mejorar la relación con nuestro cuerpo?

Imagen de el Blog de Yes

Para saber cuál es la relación actual con tu cuerpo deberás estar consciente y aceptar cómo le hablas y te diriges a él ¿criticas su apariencia? ¿Rechazas algunas partes de él? ¿Te miras al espejo y te sientes cómoda o incomoda? Piensa también las veces que te has sentido agradecida por el cuerpo que tienes y que lo has alabado.

Aceptación de nuestro cuerpo

La clave es dejar de ver esas imperfecciones y enfocarnos en cómo usarlas a nuestro favor y saber ver lo otro que tanto nos gusta. Hay muchas mujeres delgadas que se disgustan porque sus piernas son delgadas o porque no tienen suficientes lolas, como también mujeres rellenas que tienen muchas piernas y pocas lolas y también se muestras afectadas por ello. Tenemos que decirle adiós a la idea que tenemos del «cuerpo perfecto» que nos ha impuesto la sociedad, debemos enfocarnos en la perfecta creación física de Dios, del Universo, de la Vida o de lo que tú creas.

Al aceptar nuestro cuerpo, es posible que sintamos más amor por el, y por ende, lo cuidemos como el templo sagrado que es.

Mejoremos nuestra alimentación

Recordemos que un cuerpo y mente sana requieren una buena alimentación, necesitan nutrientes, proteínas, vegetales, verduras, etc. Aunque las pizzas y hamburguesas son deliciosas, estas pueden alterar nuestros niveles de salud y disparar los porcentajes de colesterol, entre otros.

Lo importante es entender y aceptar que lo que comemos influye en nuestra calidad de vida. No alimentes tu cuerpo solo para sobrevivir, aliméntalo con productos y comida beneficiosa, saca tiempo para comer en casa y preparar comidas ricas.

No soy nutricionista, pero estoy segura que no es necesario restringirnos, hay muchas opciones saludables que son igual de deliciosas y placenteras que otras. Y todo es cuestión de cuidar los niveles, de mover nuestro cuerpo y entenderlo.

Realiza ejercicio físico al menos 2 a 4 veces por semana

Estos consejos pueden sonarte a «esta vieja me está mandando a adelgazar» y no, creeme que cuando tú te alimentas bien, cuando tienes un buen estilo de vida y buena salud mental, tu cuerpo te va a responder de la mejor manera, sin importar si luces delgada o gorda. Sé lo difícil que es levantarse del mueble y mover nuestro cuerpo. Sin embargo, pienso que el secreto está en encontrar la actividad física que más nos guste (yoga, baile, pilates, boxeo, gym, etc) y no verla como una obligación, más bien como algo divertido y útil para relajarte de las actividades diarias.

No fuerces tu cuerpo y tu mente, empieza por hacer solo 15 o 20 minutos de esta actividad física. A mí me funciona salir a caminar con mi perrita cerca de 30 minutos, mientras que otras temporadas disfruto bailar o buscar videos en YouTube de rutinas en casa y hacerlas.

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Descansa lo suficiente

Es de vital importancia para tu cuerpo, piel y salud en general descansar al menos unas 8 horas diarias, preferiblemente por la noche para recuperar energía. No puedes exigirle tanto a un cuerpo que solo duerme 3 horas al día.

Identifica si tienes hambre real o emocional

Un error del que soy culpable mayormente es comer por necesidad emocional y no por hambre real, me sucede mayormente cuando estoy bajo presión o en un momento de estrés, casi de forma automatica quiero acabar con toda la comida de la nevera. También es importante identificar cuando estás saciada y debes parar de comer (aun cuando en el plato todavía haya mucha comida). Si te sobra comida, guarda para después o pide para llevar y calientas al otro día, no tienes que comerte todo en una sola sentada.

Cambia el diálogo interior

Modera la crítica, no te repitas constantemente frente al espejo «estás gorda», «te ves muy mal», «no soy bonita». Estoy segura que ese tipo de comentarios no se lo harías a una amiga o familiar. ¿Entonces por qué te lo dices a ti misma? Recuerda siempre la importancia de tu cuerpo, la importancia de cuidarlo y alimentar tu salud mental para bien.

Consulta con un nutricionista y psicólogo

Muchas veces nos dejamos llevar por las dietas milagrosas que encontramos en Internet, por las proteínas o las pastillas que nos harán adelgazar en un fin de semana (¡no existen!). Siempre como primera opción ve a un nutricionista, este te guiará para comprender cuál es la mejor alimentación para ti de acuerdo a tu metabolismo y estilo de vida. Si tu salud física y mental te preocupan y sientes que no avanzas, ve a un psicólogo para que te oriente y te acompañe durante el proceso.

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